Patio Casa Lobato

Imagen: Manuel García

viernes, 28 de agosto de 2009

De nuevo, la vida (Dieciséis)


(Imagen: Romero)

– ¿Ya estás despierta? – es Mari Cruz que se asoma a la puerta de mi habitación.

– Sí, hace ya un buen rato, no podía dormir. Pasa, siéntate aquí, a mi lado.

– ¿Te encuentras bien?

– Me encuentro bien, no te preocupes, aproveché mi insomnio para poner un poco de orden a esta historia.

– ¿Qué vamos a hacer ahora?

– No lo se, Mari Cruz, no paro de darle vueltas a la cabeza. Tengo que saber lo que pasó realmente esa noche. En el fondo de mi corazón creo que Paul no la mató, quizá salió tras ella para evitar que cogiese el coche, no se ¿crees que pudo haber despeñado su coche a propósito? ¿por celos? ¿para que no dijese a nadie que los cuadros que se le atribuían no eran suyos? Estoy muy confundida. ¿Qué es lo que querría Dolores que hiciese? ¿qué busca? ¿venganza?

– Antes que nada vamos a desayunar, con el estómago lleno seguro que se nos ocurre algo.

– Está bien, me doy un ducha y bajo en un momento.

Mari Cruz me espera sentada en la terraza. La mañana es magnífica, el sol se filtra entre las hojas de los árboles, y sopla una ligera brisa que ha hecho que me ponga un chal sobre los hombros. El aroma de café recién hecho se eleva sobre el de las flores y las plantas, haciendo que se me abra el apetito.

– Y bien ¿te has despejado con la ducha? Parece que tienes hambre por la forma en que te has lanzado a por los bollos.

– Sí, es el café de Clarisse que hace revivir a los muertos.

– ¿Qué quieres que hagamos hoy? ¿Vamos a ver a nuestro pintor?

– No, cuando terminemos el desayuno quiero acabar de revisar las notas y luego, si te apetece, podemos dar un paseo y comer en ese restaurante que se ve arriba, en la montaña.

– Por mi estupendo, entonces mañana vamos a la exposición y dejamos nuestra última entrevista para el lunes ¿no?

– Sí, antes de hablar con él tenemos que ver esa exposición. Estoy segura de que sigue firmando los cuadros de Igor, pero no entiendo por qué sigue metido en esa clínica ¿es un castigo por lo que hizo?

– Quizá, desde luego es mucho más lógico que muerta Dolores, Igor viviese con él en la casa ¿crees que contestará a nuestras preguntas? ¿y si lo niega todo?

– Espero, por su bien, que colabore. Después de comer transcribiré la historia en el ordenador y copiaré palabra por palabra las notas más importantes de Dolores, le mandaré el archivo a Enrique con un correo electrónico. Anoche hablé con él y ya está avisado. El lunes, antes de nuestra entrevista iremos a correos y enviaremos los originales en un sobre certificado a mi casa. Si no nos cuenta lo que pasó aquella noche o si nos ocurriese cualquier cosa…

– No creo que se atreviese a hacernos ningún daño.

– Tampoco yo lo creo, pero tenemos que ponernos en lo peor. En ese caso la historia saldrá publicada y las pruebas enviadas a la policía francesa.

Dejamos de hablar cuando oímos unos pasos que se acercan y voces conversando en francés. Al momento aparece en la puerta del jardín Madame Clarisse que acompaña a Paul hasta nuestra mesa.

– Buenos días, Paul ¿qué le trae por aquí? – le saludo intentando aparentar normalidad.

– Buenos días.. Eugenia, Mari Cruz, quería traerles la invitación para la exposición, es mañana ¿se acuerdan?

– Sí, no lo habíamos olvidado, muchas gracias.

– Será a las cinco de la tarde, en Paris. Si les apetece puedo enviar a alguien a recogerlas, me gustaría hacerlo personalmente pero tengo que estar allí desde primera hora de la mañana para organizar los últimos detalles.

– Gracias, Paul, no se moleste, a Mari Cruz le encanta conducir, iremos en su coche. Si no nos levantamos muy perezosas quizá vayamos a comer al Ritz.

– Buena elección. En la tarjeta tienen la dirección y mi teléfono por si necesitan cualquier cosa.

– Gracias otra vez, es muy amable ¿le apetece tomar un café? ¡qué tonta soy! Le tenemos ahí, de pie, sin invitarle siquiera a sentarse… disculpe.

– Gracias, pero tengo algunos asuntos que resolver y acabo de desayunar en casa. Madame Eloïse se molesta si salgo sin haberlo hecho.

– Bien, como quiera, mañana nos vemos. Mucha suerte.

– Gracias, les dejo disfrutando de esta hermosa mañana.

– Au revoir.

– Au revoir.

– Parece muy tranquilo ¿no crees? – dice Mari Cruz cuando Paul desaparece.

– Estoy segura de que no sabía nada de las notas de Dolores ¿por qué iba a estar nervioso?

– Tienes razón, creo que al principio albergó ciertas dudas sobre lo del reportaje pero ¿cómo imaginar que veníamos a investigar la muerte de su esposa? Y mucho menos va a pensar que fue precisamente ella quien nos trajo aquí ¿le contarás que llevas su corazón?

– No lo se, Mari Cruz, no tengo idea de lo que le diré, ni cómo, pero confío en saberlo cuando llegue el momento. ¿Nos vamos a dar un paseo? Me apetece estirar las piernas.

– ¿Y la revisión de las notas?

– Cuando volvamos. Tengo un lío en la cabeza que seguro que desenredo mucho mejor andando.

– Vamos pues, disfrutemos los pocos días que nos quedan de vacaciones.

No hay comentarios: