Patio Casa Lobato

Imagen: Manuel García

jueves, 14 de julio de 2011

El principio


Fue en Enero cuando se encendió una pequeña luz anaranjada. O quizá fue antes, en Navidad, aquél día que amanecí sin voz y pensé ¡menudo catarro! aunque no me parecía que aquello fuese un resfriado normal de esos que sientes como comienzan su ataque: congestión nasal, dolor de cabeza, molestias de garganta. Nada, ninguno de esos síntomas, sólo una afonía que sufrí al menos durante tres semanas y que hizo que mi voz perdiese su tono habitual para tornarse ligeramente nasal. Pero entonces, ignoraba eso del virus de Epstein-Barr y la mononucleosis.

Así que fue en Enero cuando descubrí que se me había formado en el lado izquierdo del cuello, bajo la mandíbula, un bulto consistente que se percibía de forma bien visible sin necesidad de palparlo. Otros dos o tres muchos más pequeños aparecían desperdigados por todo el cuello. No me producían molestia alguna pero me preocupaba la causa de su aparición, así que fui a la consulta de mi médico de cabecera, al que le comenté también cuánto me duraba la dichosa afonía. La doctora me recetó unas pastillas para la garganta y sin levantarse siquiera de la silla para mirar o tocar aquél bulto de mi cuello, me dijo que era un ganglio inflamado que desaparecería por si sólo al cabo de unos meses.

No se cual fue el motivo que me impulsó a tomar la decisión de acudir a una consulta privada, quizá que aún sin sentirme enferma, no era la de siempre. Afortunadamente el doctor que ha atendido a mis hijos desde que  eran pequeños, vive en mi mismo edificio, es un médico de confianza y muy meticuloso, así que acudí a su consulta. Él sí que me realizó una exploración completa del cuello y lo primero que me aconsejó fue que me realizasen una analítica para detectar el virus de la mononucleosis infecciosa. Así lo hice, pero el resultado fue negativo, lo que no significaba según su opinión que no lo hubiese padecido con anterioridad. Sin darse por satisfecho me dijo que debería acudir a un otorrino para una exploración completa.

Como no me apetecía volver a pasar por mi centro de salud, y quizá pelearme con la doctora, para en el caso de que me me tomase en cuenta, esperar dos o tres meses a que se dignase verme el especialista, le pedí a mi vecino doctor que me recomendase a un otorrino de su confianza, y así lo hizo.

Esa misma semana, sobre el veinti y algo de Enero fui a ver a mi otorrino. Es un doctor de edad avanzada, con mucha experiencia y bastante renombre. Después de realizarme una exploración de oídos y garganta, me sometió a una "pequeña tortura" que consistía en introducir un tubo flexible provisto de una diminuta cámara en un extremo, a través de mis fosas nasales. El artilugio iba grabando su recorrido por el interior de mi nariz hasta llegar a la laringe. Cuando terminó se dispuso a explicarme lo que se iba viendo en aquella película que parecía una excursión de espeleología... parece mentira lo que tenemos por allá dentro. 

Todo era muy normal, no es fea nuestra nariz por dentro, no. La cavidad presenta un aspecto nacarado y liso, cubierto por una sustancia transparente y brillante. Entonces descubrí el cavum. Justo en su centro aparecía un pequeño tumor del tamaño de una lenteja. El doctor no le dió más importancia, los médicos a todos los bultitos que aparecen en cualquier parte de nuestro organismo les denominan tumores, lo que no significa que sean peligrosos, aún así era algo que debía controlarse periódicamente porque podría cambiar de aspecto o transformarse en otra cosa. Me recetó un antibiótico porque debido al "catarro" la zona de la garganta presentaba una ligera inflamación y quedé citada para Febrero.

Cuando volví en Febrero, volvió a explorarme de la misma forma en que lo había hecho la primera vez, y el resultado no podía ser mejor. La "lenteja" había disminuido de tamaño y la zona presentaba un aspecto inmejorable, sin la ligera inflamación que tenía antes. Aún así, el doctor me citó para el mes de Junio, con el fin de controlar cada cierto tiempo la evolución del pequeño (ahora diminuto) tumor. En cuanto al bulto en el cuello era consecuencia del tumor del cavum y parecía que poco a poco iba también encogiéndose.

El 13 de Junio por la tarde estaba citada de nuevo, y acudí a la consulta acompañada de mi hermana y mi hija, queriendo aprovechar la tarde para ir de compras. No podía imaginar que ese día, mi vida iba a dar un giro inesperado. Después de la consiguiente tortura a la que me iba acostumbrando paulatinamente, pasamos a visionar lo que la cámara había grabado. Todo presentaba un aspecto completamente normal hasta llegar a la zona del cavum, de la que había desaparecido el pequeño tumor, y en su lugar presentaba una textura granulosa que el doctor identificó al instante. No me dijo claramente que aquello se había convertido en un cáncer, pero cuando me comunicó que me iba a escribir una nota para el jefe del servicio de otorrinolaringología del IVO (Instituto Valenciano de Oncología), al que tenía que visitar al día siguiente, no albergué ninguna duda. 

No sentí miedo, no sentí nada, era como si no tuviese que ver conmigo, no pasó por mi mente en ningún momento que aquello podía ser muy grave, creo que sólo creí firmemente que se trataba simplemente de una enfermedad como cualquier otra, que tenía un tratamiento un tanto agresivo, sí, pero soportable, y que después de pasar una temporada seguramente muy dura, volvería a mi vida de siempre después de despertar de una pesadilla.

No pretendo alarmar a nadie, la mayoría de bultos en el cuello no revisten mayor importancia, pero estos días he pensado en más de una ocasión en lo que podría haber ocurrido si hubiera hecho caso a la doctora y hubiese esperado a que aquello desapareciese por si sólo, o simplemente mi economía no me hubiese permitido acudir a la consulta privada de un especialista. Es intolerable que ante unos síntomas que pueden no ser nada o tratarse, por el contrario, de algo grave, alguien que sustenta el título de Doctor se quede sentada en su silla sin tomarse la más mínima molestia. Lo que hubiese ocurrido es que cuando los síntomas fuesen graves: hemorragias nasales, pérdida de oído, etc., seguramente el tumor sería lo suficientemente grande para que, en el mejor de los casos, el tratamiento fuese mucho más agresivo de lo que será al haberlo detectado pronto.

Me ha dado por pensar que la vida me da una segunda oportunidad, son muchas las personas que salen un día de casa y no regresan: un fulminante ataque cardíaco, un accidente de coche, una mala caída... y todo se acaba en un segundo. Sin embargo, yo tengo la posibilidad de un tratamiento que resulta positivo en un elevado porcentaje, así que mi ánimo no puede estar mejor, tanto que en ocasiones soy yo quien despeja la preocupación que esta enfermedad causa a mis seres queridos y acaban tan animados como yo, de eso se trata.

Así que, permitidme un consejo, lo que menos necesita esa persona a la que queréis y que acaban de diagnosticarle un cáncer son lágrimas, compasión, lamentos. Necesita esperanza, quitarle importancia a la situación, ayudarla a creer firmemente que no es el fin del mundo, que su enfermedad tiene curación y ese ánimo será el motor para que su organismo reaccione bien y la medicación tenga un efecto mucho más favorable.

El 14 de Junio acudí al IVO...


5 comentarios:

Anónimo dijo...

Hiciste muy bien, amiga, en dar los pasos que distes, en adelantarte y no quedarte sentada esperando.
Ahora haces muy bien en no perder el ánimo ¡vete de compras, a la playa, haz cosas que te gusten! Las depresiones no son buenas para este tipo de cosas. El buen ánimo sí, genera hormonas o feromonas: productos químicos naturales que curan o ayudan a curar. Animo, amiga.

Un abrazo

K (Santos)

Tania Alegria dijo...

Y te crees que me voy a perder la oportunidad de meterme en un avión e irme a España con el pretexto de llevarte una botella donde todos los días junto las lágrimas? Va a ser que no.
Y te crees que me voy a perder la oportunidad de ir en excursión turística a Israel a hacer de cuenta que rezo arrimada al Muro de las Lamentaciones? Va a ser que no.
Así que de mis lágrimas y lamentaciones no te libras. Lo que te ahorro es la compasión. Ésa se siente por los pequeños, los indefensos, los frágiles. Y tú eres grande, fuerte, batalladora.
Adelante, Guerrera. No te compadezco: te aplaudo por la frontalidad con que miras al adversario, te saludo con una venia por el coraje en cada batalla, alzo mi copa y brindo de antemano por la vitoria final, y entretejo un águila para tu estandarte.
Lo dicho: adelante, Guerrera!

Des dijo...

Gracias Santos, por tus ánimos y por estar ahí. Un abrazo.

¡Ay! Tania de mi corazón, tus palabras son un verdadero honor para mi, sobre todo viniendo de una mujer como tu, luchadora incansable ¿cómo no voy a tener coraje? no podría ser de otra forma, algo de eso lo aprendí de ti. Saldré victoriosa, lo se, como el Ave Fénix que llevo tatuado en mi espalda. Te cuento un secreto: a veces lo miro en el espejo y me ayuda saber que está ahí resurgiendo entre las cenizas.
Un abrazo, querida amiga.

Anónimo dijo...

Hola , soy Luis de Madrid , no se si este blog sigue activo, tengo 33 años , me ha dixo el otorrino q tengo una lesión en el cavum y adenoides , hoy me Iván a hacer una biopsia pero no pudieron xq bebí agua esta mañana no se para cuando me darán cita otra vez , IVA bastante asustado , se q me Iván a quitar un trocito de carne pero no se si dolería y lo peor es dicho análisis del trocito , yo acudí al otorrino x un sabor metálico en la boca y me hizo una Rinoscopia y me dijo eso q tenía adenoides y me Iván a hacer una biopsia

Des dijo...

Hola Luis;
Espero que leas esta respuesta.
Sí el blog sigue activo aunque hace algún tiempo que no cuelgo ningún post.
A lo largo del blog he ido contando mi experiencia con el cáncer de cavum. No te asustes antes de tiempo porque quizá no sea nada grave.
La biopsia hace un poquito de daño pero nada que no se pueda soportar, supongo que te lo harán por la nariz (así me la hicieron a mi)igual que la rinoscopia sólo que cortan un trocito de carne para su análisis.
Sigue las instrucciones de los doctores y anímate. Ya hace un año que me lo detectaron y para más inri tuvieron que quitarme también el colon porque había hecho metástasis. Y aquí estoy, vivita y coleando, recuperándome poco a poco.
Mucho ánimo.
Mi correo es dunejz04@gmail.com donde me tienes a tu disposición.