Patio Casa Lobato

Imagen: Manuel García

viernes, 12 de marzo de 2010

De la que escribe, el santón y otras historias.



Me apetece contar hoy la manera en que voy plasmando en letras las historias que cuento en este Patio, un poco para que aquellos que las seguís podáis entender el porqué en ocasiones los capítulos se dan con cierta asiduidad y otras, por el contrario, parece que los cuelgue con cuentagotas. Y no lo cuento porque piense que "deba" (entre comillas) dar explicaciones, si no porque de vez en cuando está bien hablar un poco de mi y mis circunstancias, mis manías o costumbres a la hora de escribir. Algo así como un pequeña charla entre amigos. Esto es un blog personal y un poco Cajón Desastre, en el que cabe casi todo.


Empecemos por mis circunstancias. Aquellos que me conocen, tanto en la red como a nivel personal, saben que tengo una familia y un trabajo. Esto último espero conservarlo a pesar de la famosa crisis, a no ser que tenga la tremenda suerte de que me toque la primitiva, cosa bastante improbable. Y tanto la una (la familia) como el otro (el trabajo) hay días en que no me dan un respiro. No se yo si como Cristina, mi protagonista, no necesitaría largarme de vez en cuando una temporadita a una casa en la colina, con santón o sin él. O al Camino de Santiago como hice el año pasado, perdida e ilocalizable para todo bicho viviente, pero eso no es lo habitual. Lo habitual es no tener suficientes horas en el día para hacer todo lo que quisiera, porque además de las obligaciones están las devociones: ir al gimnasio tres o cuatro días a la semana, pasear, leer, ir al teatro, charlar con los amigos, y alguna cosa más que no voy a contar (algo tengo que guardar para mi sola).

Y seguimos con la forma en que surgen las historias. A veces cuando empiezo a escribirla aquí ya está terminada, como quien dice. Mentalmente tengo pensado el inicio, la trama y el desenlace, así como los personajes protagonistas. La cosa está hecha en un plis-plas. Bien es verdad que a veces pienso en una historia corta y luego, poco a poco, van apareciendo detalles, que dicho sea de paso, no se de dónde salen, y se alarga un poco más, pero el eje principal está ya escrito. Otras, y es el caso del Santón de la colina y alguna más que he colgado anteriormente, la historia se va escribiendo capítulo a capítulo, por lo que ahora mismo no tengo ni idea de lo que va a hacer Cristina en la casa de la colina, de si puede pasar algo entre ella y Tomás, o de como acabará la historia. Ni idea. ¿Qué no me creéis? Lo prometo. En estos casos casi siempre son los mismos personajes los que con su reacciones van configurando la historia. No se si llegan a tener vida propia, pero si no es eso, se le parece mucho.

Es por eso que igual puedo colgar dos o tres capítulos casi seguidos, como puedo tardar más tiempo del que quisiera entre uno y otro. Y es en esos largos intervalos en los que la dichosa historia no se me va de la cabeza, le doy vueltas y más vueltas esperando que sus protagonistas me indiquen cuál es el camino que debo seguir. A veces tardan los muy cabrones, hasta que me ven tan desesperada que se apiadan de mi y me lo muestran con un gesto de conmiseración que me dan ganas de ponerles en ridículo en el próximo capítulo o matarlos, directamente.

¿Qué estoy loca? Bien, eso ya deberíais saberlo.

Y para ponérmelo más difícil, soy incapaz de escribir si no es en el teclado de mi ordenador. Será una tontería, no digo que no, pero algo debe tener que es rozar sus teclas y los dedos cobran vida propia. Lo del papel y boli no es lo mío. Y mira que lo he intentado, porque podría muy bien aprovechar ese tiempo muerto de esperas en el dentista, en los trayectos en tren, en la cola del supermercado, e incluso en ese descansito en el trabajo para tomar un café. Nada. La mente en blanco, el boli que no se mueve, y los personajes de turno durmiendo la siesta y dejándome sola ante el peligro... ¡desagradecidos!.

Ya veis lo que tiene que sufrir una para contar esas tonterías que se me ocurren. Pero estos días Cristina y compañía se están portando y el próximo capítulo está a punto de caramelo. Espero que lo disfrutéis.

No me enrollo más y me pongo a la faena.
Feliz viernes... ¡uy! si ya casi es sábado... si cuando yo digo que las horas pasan volando




4 comentarios:

Tesa dijo...

...qué estrés

:)

Des dijo...

¡Uf! Tesa, ya lo creo. Hay días es que ya no es estrés, es "escinco"... por lo menos. Pero ¿qué te voy a decir que tú no sepas?
Besos, guapa.

Anónimo dijo...

Muy interesante leer sobre tu proceso creativo.
Gracias, creo, porque no tenías que explicarlo, a pesar de comentarios sobre que nos impacientamos por la continuación...

Des dijo...

De nada. Ya digo en el post que no es para dar explicaciones, un blog es algo voluntario y lo tomo con tal, pero de vez en cuando también suelo hablar de mi, o de distintos aspectos de mi vida, escribir es uno de ellos y muy importante.
Todos tenemos nuestras manías a la hora de hacer cosas y en la "cosa" de escribir no podía ser menos.
En cuanto a la impaciencia, para mi es todo un honor, te lo aseguro.