(Otro desenlace escrito por K, para la historia "Desesperación" Gracias, maestro, por asomarte a este patio y regalarme tus letras)
— ¡Tú, pringao, dame la pasta!
No tendrá más de diecisiete... Sí, un crío, pero no le tiembla la mano, hijo de puta, cómo aprieta ese revolver ¿De dónde…? El níquel del cañón, del tambor, del gatillo montado, brilla con la luz de las farolas. Hijo de puta, un crío pero si doy un paso seguro que me deja seco ¡Seco! ¡Sí, seco! Pues ya que yo no tengo cojones, que sea este mocoso el que haga el trabajo sucio. Entre el arma y él sólo tres pasos. Coge aire. Embiste. El miedo se esconde bajo la rabia. ¡Vamos, chico, vamos! Pero el muchacho no dispara, se desorbitan sus ojos, da un paso atrás, otro, otro, mira hacia los lados. El adulto está como loco ¡Hijo de puta…! ¿Qué haces? ¡Vamos! sólo se fija en el cañón, se le echa encima, le agarra. Forcejean. ¡Serás… tu tampoco tienes cojones… cabrón! Se escucha un disparo. Las convulsiones del chico, ya boca arriba en el suelo, son cada vez menos aparatosas; hasta que queda inmóvil. Sólo conserva la mitad de la cara ¿Y el revolver? El adulto se mira la mano. ¿Pero cómo…? El hueco del cañón aún humea. Lo mira. ¿Cómo…? ¡No puede ser! ¿Cómo…? ¿He sido yo? Se agacha. Pone dos dedos de la mano libre en una de las muñecas del muchacho. Nada. Nada. Se fija, son pequeñas, los dedos suaves, sin callos. Pero si era un crío, un puto crío de diecisiete años, un puto… sin cojones, como... ¿Y yo; en qué estaría pensando yo para…? ¿Y ahora…? ¿Qué hago? Mira a su alrededor. Es tarde, no se ve a nadie. El cielo está raso, a pesar de las luces de la ciudad esta noche se aprecia lleno de estrellas. Lo mira. ¡Dios! ¿Qué hago? Ayúdame. ¡Dios! Mi mujer… ¡Qué lío! ¿Qué disgusto cuándo…? Mi hijo. Y sí… Nadie lo ha visto. Vuelve a mirar. Pero no. No ¿Cómo olvidar…? Mira lo que queda de la cara del muchacho. Mejor… La pistola. Se la acerca a la sien. ¡Vamos, vamos! ¡Cabrón, vamos! ¡Vamos! Pero nada.
— ¡Policía, quieto, deje el arma en el suelo, tranquilo, ponga sus manos en la nuca!
Él obedece y el cañón del revolver rebota contra los cantos del suelo.
Puta vida. Ahora a aguantar lo que caiga. Una última mirada al muchacho mientras un policía le sujeta los brazos atrás y le esposa. Y el recuerdo. Y mi esposa. Y mi hijo. Qué disgusto cuando… A unos pasos de él el revolver sigue tirado en el suelo. Nada. En este puto mundo sólo hay dos, los que son capaces de pegarse un tiro y los que no. Ahora a aguantar lo que caiga. Y con buena cara. Seguro que las cosas aún podrían ir peor.
6 comentarios:
Qué pena que el puto relato sea tan corto. Con tan poca extensión no queda lugar para meter un puto lugar común más. Una puta lástima: cinco o seis putas líneas más y tendríamos la colección completa. Porque el miedo escondido bajo la rabia y los ojos desorbitados no sirven para nada sin -por ejemplo- un puto corazón palpitante o unas putas piernas torneadas, y sin embargo llovía.
Lo que más me ha gustado es el puto cañón del revolver rebotando ¡Contra los cantos del puto suelo! Yo quiero uno de esos para mi picadero (un suelo con cantos, no un puto 38 special) que mi churri es un poco masoca.
Se salva el final del relato. Si el notas se llega a meter ("descerraja" para la colección de lugares comunes)un proyectil por el temporal, me pongo el puto hábito y me meto a monje franciscano.
Vaya negro que ha perdido Ana Rosa, O mejor, la gran Lucía.
Gracias Macarra por tu puto comentario. Fíjate que hoy tuve un día tan jodido, tan cabrón y tan puto, que hasta hiciste que esbozara una puta sonrisa.
Y no tengo ganas de más porque "hablar" con un puto Macarras no me pone, el monje franciscano, sí.
Des.
¿Lugares comunes?...
Señor/a Mac...etc.; saludo a usted muy atentamente y le agradezco su crítica una única vez y de antemano. Me presento: soy un ciudadano de a pie. Y permítame que le diga: la belleza interior es lo que importa. Dicho de otra forma que no es oro todo lo que reluce. Señor/a Mac...etc.; no creo que le descubra nada nuevo si le digo que en la vida hay gente que se mueve como pez en el agua, o como aquel que dice: tiene la suerte de cara. Pero hay otros, como el protagonista, Dios nos coja confesados de tener su misma fortuna, que día a día, desde que nacen hasta que mueren, o sea toda su vida, su triste vida, se debaten entre la vida y la muerte. El tema es que unos nacen con estrella y otros nacen estrellados. Y para más INRI la policía estaba fuertemente armada, ese es el punto álgido, el tema, en fin, la consabida historia. Y para muestra un botón: haga clic aquí.
k.
Señor anónimo "k", los tiene bien puestos, me pone mazo que entren al trapo. Su perorata está muy bien para un foro de Cáritas parroquial (y no es peyorativo, es de las pocas ONGs que funciona como su puto Dios manda), pero los lugares comunes de la suerte de cara o de culo me la pelan. Soy un puto macarra y no entiendo de filosofías, destinos ni fatalismos. En mi simpleza suburbial no voy más allá de lo que leo; las comeduras de tarro del prota del relato y la moral me la pelan en dos tiempos y punto muerto.
Pero lo que no me la pela tanto es echar a perder un argumento realmente brillante por un estilo plagado de lugares comunes y putos tacos que no vienen a cuentop de nada. Son impostados. Suenan a escritor friki queriendo demostrar que es un chuzo que se ha hecho a hostias en la calle. Y no cuela. El puto relato tiene un argumento concebido desde el talento, mucha soltura en el manejo del idioma, un ritmo narrativo muy bien medido; en definitiva, tiene mucho (y muy bueno) oficio, pero le falta algo esencial: la verdad. NO, coño, quise decir LA VERDAD, con mayúsculas.
No tengo para nada los recursos ni el talento del autor, soy un puto macarra de Vicálvaro (Madrid) con un ordenata, la mierda de la enseñanza obligatoria hasta los once años y un curso de ortografía y redacción para adultos en una cosa que se llamaba Promoción Profesional Obrera y que atufa a Opus que te cagas, pero que aproveché hasta las putas heces sólo por darle en los cojones -figuradamente- a la mierda de los curas.
No soy un señor escritor ni un puto poeta ¿Vale? Pero conozco la cara más chunga de la vida mejor que el prota del cuento, que se ve a la milla que no es más que un julai que se las da de macró con el puto lugar común de decir "puto" y "puta" en cada línea, cada cinco fonemas.
Mu mal, colega. La calle es otra cosa. Y con lo del cañón del revolver botando es que me partía la caja. Un macoy llamando "revolver" a una pipa. Pásame unos kuais de esa hierba, que yo también quiero flipar, "Anónimo K".
¿Pero qué clase de maki es el prota de tu cuento que se va por la patita por perder la pipa y no tiene su bardeo? En Vicálvaro no duraría ni dos minutos en la calle. En Villaverde los negratas se lo habrían merendado en 30n segundos. En el relato, en cambio, casi se lo merienda la pasma.
No, si la ciencia ficción mola.
Pero no me hagas mucho caso, no oculto lo que soy, un puto macarra de Vica con un par de cursos de reinserción con cuarto gramo de farla (pero bien pasada, a ver qué te crees) en la caja. Sin ese cuarto igual no me atrevía a dar réplica, que todavía me cuestan éstas cosas de los pijomierdas de los poetas de internet.
Lo que te he dicho, Ánónimo K: los tienes mejor puestos de lo que parecía en el cuento; si te dejas de lugares comunes y te haces un espejo del lenguaje de la puta calle, pasarás de ser una buena intención a la plena credibilidad. Los macarras, el lumpen, la purria; no tenemos a todas horas el "puto" y la "puta" a todas horas en la boca. La calle es otra cosa.
Tienes talento, Anónimo K, pero te pierden las formas. Lo tienes muy fácil para dar a tu ficción el brillo implacable de la Verdad.
Y a la Verdad no se llega rociando un buen texto con tacos ridículos y a destiempo. Los macarras también somos seres humanos, hostia. Tirar tacos a puñados es deshumanizarnos. Fíjate cómo mete los putos tacos tu anfitriona en éste blog, que ésta tía sabe latín. Hazme caso aunque no sepa latín, ni falta que me hace, coño, que la vida también es una buena escuela. Y dura de cojones.
Tienes clase, Anónimo K. Y también tienes cojones: a ver si eres capaz de aplicarlos a tus cuentos.
Pero mejor que no hagas bromas ni abreviaturas con mi alias. Es Macarra passa mengui, no "Mac etc", lo digo por tu bien, que en la calle (La Calle), los señoritos lo teneis bien chungo.
Vamos a llevarnos bien: tú eres K o Anónimo o como te salga de la polla llamarte, y yo soy Macarra, para abreviar. Si algo bueno tiene la mierda del ordenador es que podemos elegir cómo nos llamamos. Tu relato no me merece el más mínimo respeto, pero tu nombre y tu persona si. Son las reglas del juego: o jugamos todos o se rompe la baraja, por muy bien que escribas. Tú decides.
Y a ver si tienes huevos de taparme la boca con un nuevo relato que no tenga por donde pillarlo de bien escrito. Es un reto. Mi chulería contra tu talento de escritor; a ver si hay cojones.
Y a tí, Des, de nada por tu comentario; aunque no me explico qué le ves a un tolai de franciscano teniendo a tu disposición 23 centímetros de carne de un maky de Vicálvaro. Allá tú, a mi me sobran koñitos pa mojarla.
Sí que aprovechaste bien ese curso de ortografía y redacción, Macarra, demasiado bien diría yo, aunque no conozco a muchos macarras y quizá tengo una imagen poco objetiva de su forma de expresarse,tu lo haces tan bien...
Sabes que podría eliminar estos comentarios, pero no voy a hacerlo, por varias razones: que todas las opiniones me parecen de los más respetables siempre que no atenten contra la dignidad de las personas, y que no le voy a quitar el gusto a K, por supuesto, de hacer lo que le pase por la entrepierna, responderte o pasar de tu chulería.
Tiene fácil explicación lo del franciscano: centímetros de carne me sobran con sólo chasquear los dedos, que sean de un maky, de un friqui o de un parado de la metalurgía es lo de menos, con todos se puede hacer lo mismo, en cambio con el monje siempre puede una imponerle algún que otro castigo por sus pecados.
Des.
Leído, Macarra, pero, ¿por qué no dejas de presumir y me demuestras cómo se hace? Hay tienes mi parte del relato, quítale lo que según tú sobre, ponle lo que según tú falte, o utiliza ese argumento que, según tú, tanto merece la pena y escribe algo tuyo, a tu forma ¿Eh, tienes miedo de hacer el ridículo, tío de la calle, o se te ha ído ya toda la fuerza por la boca?
k.
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